domingo, 1 de junio de 2008

Un año después de Aranda en el CQC

Hace un año a estas mismas horas, estábamos metidos en la grabación del Caiga Quien Caiga que emitirían en Telecinco unas horas más tarde. Aprovechando una invitación que nos cursaron debido a la grabación en Aranda de un Proteste Ya! por el tema del ferrocarril en Aranda, nos fuimos a Madrid unos cuantos a la grabación del programa (en falso directo). Qué odisea para llegar hasta allí (no logré encontrar la dirección exacta por ningún sitio para introducirla en el GPS), teniendo que llegar hasta allí finalmente a ojo, como quien dice. Haciendo rally desde que dejamos atrás a la Guardia Civil en el peaje de la autopista, porque si no no llegábamos a la hora que teníamos que estar en el estudio... Pero bueno, el viaje mereció la pena. Fue una experiencia curiosa, estar en la grabación de un programa que por aquellos entonces era líder de audiencia en el prime time de la noche de los viernes (hasta que a algún lumbrera de Telecinco se le ocurrió la feliz idea de trasladarlo casi a la madrugada de los miércoles). El plató... pues bueno, pasa como el Congreso, que parece mucho más grande por la tele, y sobre todo, de mejor calidad. ¿Os acordáis de las letras CQC que aparecían justo enfrente de los presentadores? Pues eran de madera mal pintada. ¿Todo el decorado que parecía super moderno, metálico y tal? Pues era de pichiglás (qué trauma cogí con eso...). Y los presentadores, pues bueno, una diferencia que flipas de cuando están en su salsa, en el programa, y luego. El único más o menos amable fue Arturo Valls, que hizo un par de coñas cuando llegaron. Los otros dos, muy serios, muy concentrados, etc. Pero bueno, como experiencia no estuvo mal.

Es impresionante ver lo preparado que está todo. Lo forzadas que son las risas y tal; en el plató había un argentino de realización, que se daba golpes en el pecho cada vez que se supone que nos teníamos que reir. Esto es, el público se supone que tiene que estar más o menos atento a lo que hace el argentino de turno, y cuando se golpee el pecho, pues reirse. Todo muy forzado, muy artificial. Y es que la magia de la televisión se queda ahí, en la televisión. Cuando descubres el truco, pierdes la ilusión. Pero bueno, ya digo que como experiencia no estuvo mal.

Lo mejor, lo bien que quedó el reportaje, lo que se lo curraron en realización, etc (¡Gonzo era un crack!) Lo peor, la caradura que le pueden echar los políticos (Antonio Silván y Magdalena Álvarez), a la hora de decir lo que haya que decir con tal de quedar bien. Aquello fue quizá uno de los puntos mediáticos más fuertes que hemos tenido desde la Plataforma Ciudadana por el Ferrocarril, por la difusión y el efecto que tuvo, pero, un año después, seguimos en la misma situación practicamente (quitando con que por lo menos, podemos volver a comprar billetes en la estación de Aranda). La situación sigue bloqueada, y los impresentables tanto de la Junta como del Ministerio, pasadas las elecciones autonómicas y legislativas, ya no tiene que temer que algún paso en falso les haga tambalearse de su sillón de cuero. En fin... por lo menos, como experiencia personal de todos los que fuimos, valió la pena con creces...



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