martes, 25 de noviembre de 2008

Cortarse las venas

En serio, ya no sé si cortarme las venas, o dejármelas largas (cójase la expresión por donde hay que cogerla, no se me vayan a asustar más de la cuenta), porque cada día que pasa, vivir en esta Comunidad que nos ha tocado habitar, sufrir y padecer, se está convirtiendo en algo cada vez más insano. No ya sólo porque las oportunidades para los jóvenes en cuanto a trabajo, bienestar y futuro, según el tiempo tiende a infinito se igualan a cero en Castilla y León, sino porque parece que en una vida pasada, todos los habitantes que poblaron este nuestro terruño mesetario, debieron haber cometido atrocidades de lesa humanidad impresionantes, por lo que el karma, el destino, o quien demonios tenga la potestad y autoridad de poner un poco de orden en el caos que es el Universo infinito, nos está castigando en el presente. Si no, en mi limitada capacidad humana, no logro asimilar tanta incompetencia, tanta caradura, tanta desfachatez, tanta demagogia y sobre todo, tanta mala saña e inquina de los personajes, por llamarlos de alguna manera, que nos gobiernan. Algo muy malo en el pasado, o incluso en el presente, hemos tenido que hacer, para tener que sufrir esta exagerada penitencia. Hace tiempo, bastante tiempo, escuché o leí por alguna parte una frase que se me quedó grabada a fuego en la mente; aquella que dice que los más felices son los ignorantes. ¡Cuán grande es la sabiduría popular! Pero por extensión, yo añadiría al selecto grupo, no sólo a los ignorantes involuntarios (podríamos hablar largo y tendido del sistema educativo español), sino también a los ignorantes voluntarios; aquellos a los que una úlcera gástrica sangrante provocada por los malos ratos que tienen que pasar cada vez que abren un periódico, sintonizan la radio o encienden un televisor, les hizo replantearse su modo de ver las cosas. Por pura responsabilidad personal, decidieron hace tiempo mirar hacia otro lado, y pasar su tiempo existencial lo mejor posible. Cerrar los ojos, y todo solucionado. Ojos que no ven, corazón que no siente, y por ende, estómago, ácidos y bilis en su sitio. Todo paz y tranquilidad. Y es que cuando te das cuenta de que todo son favores debidos, mangoneos extremos, decisiones que atentan contra la lógica más elemental, pura política de mierda (con todas las letras, desde la m hasta la a), servilismo puro y duro, corrompimiento supino, te dan ganas de unirte al club de los ignorantes. ¿Pero lo más gracioso de todo? Que me he vuelo a quedar sin sitio para poder expresar lo que tenía en mente, por hablar de mierdas corrompidas y política autonómica. Curioso conjunto… ¿verdad?

lunes, 27 de octubre de 2008

¿Llegó el invierno?

La cosa es graciosa. Llevo varios días en los que comento con mis compañeros de piso las previsiones del tiempo que van a apareciendo tanto en mi móvil como en el ordenador. Y es que en los dos aparatos, tengo instalados sendos programas que se actualizan vía internet, y me van dando el pronóstico del tiempo (al final uno llega a ser un poco friki de esto de la meteorología). Pues ya van varios aciertos, y el programa está dando sus buenos frutos. La semana pasada ya estuve viendo las previsiones para esta semana, y ya marcaba mal tiempo. Tan mal tiempo, que incluso marcaba para el martes, miércoles y jueves, posibilidad de nieve en Valladolid (la población que más anti - nieve haya podido conocer), mientras que desde ningún medio de comunicación en principio, salvo que se comentase lo contrario en los espacios de meteorología propios de los informativos, se informada de este cambio brusco.

Pues nuevamente, el programa acertó, y de pleno. Pronosticó que hoy lunes empezaría a llover por la mañana, pero con sólo unas tres horas de retraso sobre el pronóstico (ya que amaneció con un día soleado y radiante), ya está cayendo el diluvio universal.

A ver si también acierta con el tema de la nieve, porque ya es harto raro que nieve en Valladolid. Ya puede estar toda España cubierta por medio metro de nieve, que aquí no caerá ni un miserable copo. A ver si esto es el primer coletazo de un invierno que viene con casi un año de retraso...

sábado, 18 de octubre de 2008

Túnel de La Engaña: Boca Norte

Hay lugares donde todo buen aficionado al ferrocarril (y los no aficionados también, por la majestuosidad del lugar), deben acudir una vez en la vida al menos. Y uno de esos lugares es, sin lugar a dudar, el Túnel de La Engaña, tanto en su boca norte (la más espectacular y de más difícil acceso), como su boca sur, quizá la más "turística", por su fácil acceso (en coche casi hasta la misma boca), como por su señalización (en Pedrosa está señalizado como un monumento más). Hace ya unos años tuve ocasión de visitar la boca sur, en la zona de las Merindades burgalesa, pero la boca norte siempre se había resistido. Quizá el más difícil acceso a ella, junto con la lejanía desde Aranda, hicieron el resto. Pero el último viernes de septiembre, Pablo Gadea nos propuso hacer una visita turístico - ferroviaria, con lo que por fin tuvimos la ocasión de poder acercarnos hasta Cantabria y visitar aquella fantástica obra de ingeniería del siglo XX.

Para ponernos en situación, el Túnel de la Engaña se encuentra en la divisoria entre Burgos y la provincia de Cantabria, en la comarca de las Merindades, al norte de Burgos. >Se trata del que ha sido hasta hace pocos años (hasta la inauguración del AVE Madrid - Valladolid y del Túnel del Guadarrama), del túnel ferroviario más largo de España, con sus casi siete kilómetros de longitud. Era parte del inconcluso ferrocarril Santander - Mediterráneo, ferrocarril que inicialmente pretendió unir el puerto de Santander, en el Cantábrico, con el puerto de Sagunto, en el Mediterráneo. Finalmente, y a falta de construir unos 40 kilómetros en las cercanías de Santander (entre ellos unos cuantos viaductos y túneles en las cercanías de la boca norte del túnel de La Engaña), acabó cerrándose al tráfico el 1 de enero de 1986. El Túnel, tiene casi siete kilómetros de longitud, y fue construido entre los años 40 y 50 del siglo pasado, casi enteramente por presos políticos del franquismo. Un hecho que le da mayor magnitud a la obra, por el coste humano que conllevó su construcción, para al final acabar como ha acabado: sin uso, con un derrumbe en su interior, y completamente abandonado, sin haber visto circular un sólo tren ni haber visto un sólo raíl de vía en su interior.

La visita empezó en la propia Burgos, a donde Jorge y servidor nos desplazamos, para allí encontrarnos con Pablo, que nos llevaría en su coche hasta la provincia cántabra, haciendo una pequeña parada al comienzo de las Merindades, para poder visitar el Desfiladero de La Horadada, entre Oña y Trespaderne, la estación de Trespaderne, uno de las dos estaciones que mantienen sus vías para uso del Merintrén.


Tras llegar a Trespaderne, nos acercamos hasta la estación, una de las dos que mantienen sus vías originales. Los carriles del resto de la línea fueron levantados hace unos años, para usarse en diversas obras de construcción de las Líneas de Alta Velocidad que se están construyendo en España, para trenes de obra, etc. Se empezaba a notar un poco el ambiente otoñal en los árboles, lo que le daba un toque más bucólico al entorno.


La idea original era haber pasado posteriormente por la estación de Villacarcayo, para poder ver una antigua Mikado que está atrapada allí, plenamente oxidada, pero igual de majestuosa, pero el tiempo apremiaba, y el Puerto de Estacas de Trueba nos esperaba.
Estacas de Trueba era otro de esos lugares que desde siempre me habían llamado la atención: fijo que os suena, porque todos los inviernos, en cuanto caen cuatro copos mal contados en la cornisa cantábrica, cuando hablan de los puertos que tienen dificultades o tal, siempre comentan que el puerto de Estacas de Trueba en Cantabria está cerrado. Y era uno de esos lugares a los que de siempre también había tenido ganas de ir, para ver cómo era ese puerto, qué características tenía, para que en cuanto cayeran dos copos mal contados, lo cerraran al tráfico. La vertiente burgalesa del puerto pues no fue tampoco nada del otro mundo, pero lo verdaderamente bonito nos esperaba justo al otro lado del cartel que nos daba la bienvenida a Cantabria, en lo alto del puerto. Carretera estrecha, donde malamente se podían cruzar dos coches, ni un solo alma en varios kilómetros a la redonda... ¡genial!


Finalmente, a media bajada del puerto, nos esparaba majestuosa la estación de Yera, la primera estación después del Túnel. Se supone que debía dar servicio al pueblo de Yera, del que dista varios kilómetros, pero la verdadera función de la estación era servir de punto de cruce para los trenes, y de control de "seguridad" para el tráfico del túnel. Y realmente, pese a que ya había visto varias fotos de la propia estación en la página de la ABUAF, es impresionante ver de lejos la estación, según se va bajando el puerto.


La estación está construída en plena falta de la montaña, casi en el único lugar donde pudieron encontrar una pequeña "explanada" donde construir, y la mitad de la estación se encuentra suspendida en el aire, sujeta por varios pilares de hormigón que la antientan sobre el terreno. La verdad, es que toda la obra de este ferrocarril es una gran obra de ingeniería. Da verdadera lástima ver la cantidad de esfuerzo, tanto económico como humano que se invirtió en esta construcción, para al final quedar totalmente abandonado, a falta de menos de 40 kilómetros para haber llegado a Santander.


Una vez llegados a la estación, quedaba lo "mejor" del viaje, llegar hasta el propio túnel. Como comenté arriba del todo, la boca sur del túnel es de lo más accesible; se llega en coche hasta Pedrosa de Valdeporres, se coge un desvío que sigue la antigua traza del ferrocarril, se puede aparcar tranquilamente en la explanada de la que fuera estación de La Engaña, y a unos escasos 200 metros de la estación se divisa la boca sur del túnel, con lo que practicamente todo el mundo puede acceder hasta allí sin ningún tipo de esfuerzo. Y yo, iluso de mí, pensé que la boca norte sería algo parecido; llegar a la estación de Yera, verla, y que luego andando un poquito, se llegaría a la boca norte. Pero no... desde la estación de Yera hasta la boca norte, hay un paseíto de unos dos kilómetros y pico. Vale... pues un bonito paseo por la naturaleza montañesa, entre el verde, con relativo buen tiempo, etc. Pero lo que nadie me había comentado, es que había que atravesar cuatro túneles (uno de ellos en curva, y completamente a oscuras), y que había que andar dos kilómetros y algo por un verdadero camino de cabras. Menos mal que en un atisbo de inteligencia, me calcé las botas en Aranda, "por si acaso". Así que allí nos véis, en mitad de la nada más absoluta, atravesando cuatro túneles (uno de ellos en curva, y completamente a oscuras en su interior durante casi un minuto) y andando por mitad de las montañas. La verdad es que al principio te fastidia, pero verdaderamente ese tramo, hace que comprendas mejor la magnitud de la obra que nuestros antepasados intentaron construir para mejorar las comunicaciones de Cantabria y de nuestra provincia.


Poco antes de llegar al último túnel, tras el cual pasados unos metros se encontraba ya La Engaña, nos encontramos con una gran construcción que parecía haber sido una especie de construcción de viviendas. Os podéis imaginar para qué; el poblado donde los presos políticos encargados de la construcción del túnel malvivían y sobrevivían entre las montañas. A la vuelta tuvimos ocasión de detenernos unos instantes para observarlo, pues no queríamos a la ida que pos entretenernos viendo aquello, se nos hiciera de noche camino del Túnel.


Y finalmente, tras una media hora andando, nos encontramos cara a cara con el túnel. Completamente distinto a la boca sur; aquí se encontraba, en mitad de la nada más absoluta, junto a un arroyo, cascadas, los restos de lo que pudo ser una antigua iglesia o vayamos a saber qué, el túnel, el propósito de nuestro viaje. Los escudos de Burgos a la izquierda, y Santander a la derecha, nos anunciaban que estábamos junto a una gran obra que pretendió unir las dos provincias separadas antiguamente por las montañas. Y la inscripción en lo alto del arco de entrada: "TÚNEL DE LA ENGAÑA 6.976 Metros". Casi siete kilómetros de túnel, que se dice pronto... A nuestras espaldas Cantabria. Delante de nosotros, en la mismísima boca del lobo, en la negrura más absoluta, siete kilómetros más allá, Pedrosa de Valdeporres.


Pudimos acceder unos metros hacia el interior, cosa que no pudimos hacer en la visita de la boca sur, porque aquella estaba completamente inundada, y salía de su interior una corriente de aire congelado que cortaba la respiración. A pocos metros de la entrada, una gran corriente de agua salía de una de las paredes del túnel. Aquello confianza daba poca, pero ya que habíamos llegado hasta allí, había que entrar un poco más.


Fotos de grupo de rigor en el interior del túnel (o el intento más bien, porque allí no se veía absolutamente nada), y numerosas gotas de agua cayendo del techo. Humedad por todas partes, y la impresión de saber que delante de ti tienes casi siete kilómetros de túnel. Realmente, es estar allí dentro para sentir esa sensación. Encima, el saber que tres kilómetros hacia delante, casi diez años atrás, se derrumbó totalmente el techo, y que un gran derrumbe "impide" el paso entre un lado y otro del túnel.


(Fotografía extraía de esta página web, en la que se puede encontrar un reportaje fotográfico de unos aficionados a los todoterreno que tuvieron el valor de intentar atravesar el túnel con los coches de lado a lado. Es el derrumbe más grande, que se produjo en 1999 y que impidió desde entonces que se pueda pasar de Cantabria a Burgos de otra forma que no sea a pie)

La tarde seguía corriendo, y el tiempo iba apremiando. Así que hubo que ir poniendo fin a la visita, e ir pensando en volver sobre nuestros pasos hasta la estación de Yera, donde habíamos dejado el coche.
Volviendo la vista atrás, un último vistazo entre la maleza al túnel


y hacia adelante, lo que se supone que es la traza del ferrocarril que estaba preparada para haber albergado dos vías, y que ahora se parece únicamente a un pequeño camino vecinal, embarrado en cachos, y casi invadido totalmente por la naturaleza que quiere recuperar su antiguo territorio.


Ya a la vuelta, después de haber atravesado el primer túnel de los tres que teníamos que cruzar para volver a llegar al coche, nos detuvimos un rato en la construcción donde se supone que los presos políticos habían malvivido durante la construcción del túnel. Realmente sobrecogedor. Igual de sobrecogedoras que las vistas que había desde allí, de la antigua traza del tren, y del valle que se abría ante nosotros.

(Restos de lo que parecía ser el comedor de aquella "cárcel", por llamarla de alguna manera)

(Vistas desde una de las ventanas de aquel complejo. La verdad es que el paisaje no dejaba indiferente...)


La vuelta a Burgos la realizamos en sentido inverso a como habíamos llegado. No tenía sentido volver a subir el Puerto de Estacas, y volver por Medina de Pomar, Oña, etc, así que seguimos bajando el puerto pasando por el pueblecito de Yera, hasta llegar al Valle de Pas, donde enlazamos con la carretera general que va de Burgos a Santander, y tras pasar el Puerto del Escudo (donde había una niebla bastante espectacular), y el Páramo de Masa, llegamos a la capital burgalesa.

Realmente es un viaje que mereció la pena. El paseo desde la estación de Yera hasta el túnel, fue espectacular. Los paisajes, la traza, la naturaleza, las babosas descomunales que había por el camino, las moras que crecían en las zarzas que había a los laterales de la vía, y de las que tanto David como Jorge dieron buena cuenta, merecieron la pena.
Pablo dijo que a mucha gente que él conocía, les había llevado a ver aquel "gran monumento a la estupidez humana". Y no es para menos. En la estación de La Engaña, en el lado burgalés, hay una pintura en las paredes de la estación que refleja bien el sentimiento que uno tiene viendo todo aquello: "Los ingenieros hicieron este ferrocarril, los políticos lo destruyeron, y el sentido común sigue pidiendo su terminación".


Ahí queda...

Entre puntos

¡Anda que no hay clases de puntos! Puntos ortográficos, gramaticales, los puntos de sutura que nos dan después de haber hecho un rato el burro, los puntos del súper que se traducen en descuentos, y… ¡cómo no, los temidos puntos del carné de conducir! Esos bonitos doce puntos que cada uno de nosotros tenemos adscritos a nuestro papelito rosa, y que pueden volar por arte de magia si nos pasamos de listos ante la Guardia Civil. Pero leo con curiosidad, que este año se han impuesto también los ‘puntos’ a los alumnos de un instituto arandino; cada uno de ellos empieza el curso con cierto número de puntos. Si el alumno, o alumna, no se nos vaya a enfadar la ‘miembra’ del Gobierno, participa activamente en las actividades del centro educativo, se le pueden sumar puntos. Ahora bien, toda acción, tiene su reacción; si el alumno en cuestión (o alumna, que las chicas también las arman pardas) monta alguna en el centro, se le van restando puntos. Si finalmente el saldo de puntos se queda a cero, el alumno parece ser que es expulsado del instituto. Y la verdad, es que la idea es un tanto peregrina, pero no deja de ser curiosa, muy curiosa.
Ahora bien, vamos a buscarle una aplicación práctica, sencilla y para toda la familia, de esta idea que han tenido ciertos docentes. Y cómo no, para no perder la tradición, lo vamos a aplicar a la vida política, desde un punto de vista malicioso. ¿Cómo sino? ¿Se imaginan a un político expulsado de, digamos el Congreso de los Diputados, por ejemplo, por no haber asistido a las sesiones plenarias? Nada, muy mal ejemplo, y poco dañino. Pensemos más de cerca, en el edificio de la Plaza Mayor donde cada mes se reúnen los representantes de los habitantes de esta nuestra Villa. ¿Se imaginan un sillón vacío, porque cierto concejal, o concejala, ha sido expulsado por no trabajar? ¿O por insultarse? ¿O por incompetencia pura y dura? Que cada vez que uno de esos que se llaman gobernantes, insultase, escupiese, faltase al respeto a otro se le restase un punto; que pese a tener en sus manos el poder solucionar problemas de los ciudadanos de a pie, por pura desidia o incompetencia, no se hayan resuelto, fuera todos los puntos. Y así, punto a punto, hasta que quedase vetada su entrada, en, digamos, un Pleno por ejemplo. Pondría en un serio apuro tanto al Equipo de Gobierno como a la Oposición, porque la gran mayoría de los temas dependen de una mano levantada o no. ¿Se imaginan? Sería interesante ver el resultado que obtendríamos. Una buena manera de recordarles que, el sillón no es gratuito, y que están ahí para trabajar por y para el Pueblo, que a fin de cuentas es quien les paga, quien les pone y quien les quita.

domingo, 12 de octubre de 2008

12 de Octubre: Día de la Hispanidad


Manda narices, primeramente, que desde el pasado 27 de junio, por unas cosas y otras (algunas razonables, otras por 'fuerza mayor', otras por falta de tiempo, y las últimas, casi por pura y dura desidia), haya tenido esto abandonado durante tanto tiempo. La verdad es que el verano es lo que tiene, que como no tengas una disciplina constante en hacer las cosas, siempre, al menos en mi parte, tenemos algo mejor que hacer que sentarte cinco minutos delante del ordenador, a colgar alguna foto de las visitas que has hecho, a contar alguna chorradita que te haya sucedido (anda que no habría para escribir aquí largo y tendido sobre las visitas de la Policía Local a la tienda de mis padres el pasado verano a raíz de la columna 'Autoridad volcada' que sale un poco más abajo), o muchas más cosas, pero lo dicho, por una o por otra, nunca había tiempo.
Cuando empezó el curso de nuevo el pasado día 29, me dije que había que volver a retomar el proyecto del blog; la II Época, volver de nuevo a escribir, etc... pero ya véis, de nuevo, haciendo el vago, lo he ido posponiendo. Hasta que hoy he dicho, o ahora, o nunca. Antes de levantarte a hacer cualquier otra cosa, tienes que volver a escribir, porque como me levantase de la silla, sabía que lo iba a volver a posponer, así que en esta tesitura nos encontramos.

Y hoy, 12 de octubre... Esta mañana me quería haber levantado a haber visto el Desfile, y sobre todo, cuando izan la bandera al principio de toda la fiesta, pero ha sido imposible. Ayer salimos de cena y de fiesta con Paula, una antigua compañera de clase a la que hacía bastante tiempo que no veíamos, y nos lo pasamos bastante bien. Recordando viejos tiempos en clase, nuestras batallitas, las travesuras, las risas que nos echábamos... Total, que aparecí en casa a casi las cinco de la mañana. A esas horas, y por muchas ganas que tuviera de ver el Desfile, no había alma humana que pudiera estar así por su casa bonita a las diez y media de la mañana frente a la televisión. Así que me tendré que conformar con verlo luego por internet, o ver algún resumen en las noticias.
Es una de las cosas que sí que me gustaría ver al menos una vez. Veremos a ver si algún año de estos les da a algún mando del Ejército el celebrar el Día de las Fuerzas Armadas en Valladolid (ciudad militar también por excelencia), y así lo tengo más a mano en la puerta de casa. Mientras tanto, supongo que tendré que conformarme con verlo por televisión.

En fin, que hoy, la Fiesta Nacional de España, supongo que será un día para que los españoles nos sintamos orgullosos, por mucho que a Rajoy le parezca un 'coñazo' (empiezo a estar más que harto de toda esta gentuza politiquil), y que a muchos de nuestros políticos directamente les dé repelús; por mi parte, sí que lo estoy. Y bueno, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, y que hoy es un día importante, he decidido, que de una vez por todas, había que retomar este proyecto, porque hay muchas cosas que contar. Y aunque luego esto no lo lea ni el tato, es una buena 'terapia'.

Así pues, a los que habéis seguido entrando aunque llevase sin actualizarse desde el pasado 27 de junio, gracias por estar ahí. A los que volváis a entrar de nuevo a partir de ahora, pues bienvenidos a esta nueva etapa de mi blog. Y a todos, para concluir, feliz Día de la Hispanidad.

viernes, 27 de junio de 2008

¡¡PODEMOS!!

Antes de nada, voy a dejarlo claro, que uno tiene su reputación, y no es plan de echarla por tierra en un momento... No me gusta el fútbol, no me gusta la Liga ni nada que tenga que ver con Reales Madriles, con Barças, y rencillas estúpidas por ver a estrellas multimillonarias corriendo tras un esférico. Pero reconozco, y con la mirada bien alta, que en el Mundial, y la Eurocopa, disfruto como un enano. Es la única vez en todo el tiempo en que dejo de hacer cosas y me paso más de cinco minutos seguidos mirando un partido. Y es que para mí, los partidos del Mundial o la Eurocopa, jugando España, no es 'fútbol' en el sentido tradicional de la palabra, sino FÚTBOL, con todas las letras. Es algo más que un partido... es compartir un sentimiento con la gente que te rodea, ese ánimo, esa ilusión de ver ganar al equipo de tu país, a tus compatriotas, y sobre todo, el ambiente que genera todo este tipo de eventos. Lo reconozco, me encanta la Eurocopa y el Mundial (y repito, todo esto sin que sirva de precedente, que hay que guardar la tradición...).

El pasado domingo, cuando volvía de Madrid en el coche, volví escuchando el partido por la radio, con una tensión impresionante. El que vió el partido contra Italia por la televisión puede que no lo entienda, pero escucharlo por la radio era tensión constante, pues tenías que imaginarte más o menos qué es lo que pasaba, y sinceramente, daba la impresión de que el partido era ataque de España, ataque de España, ataque de España, y que no había forma de colar el balón en la portería de Italia. Una tensión acojonante... Así que en cuanto llegué a Aranda, lo primero fue poner la televisión, y llegar casi justo a los penaltis. ¡Qué tensión! El corazón daba un salto cada vez que tiraba Italia... Y bueno, cuando metió Fàbregas, aquello fue apoteósico. Mi madre (que también pasa bastante del fútbol) y yo con una alegría de narices. Fue la nota que hizo que desconectáramos de la realidad durante unos minutos, disfrutando del espectáculo.

Y bueno, ayer, viendo el partido en el Savoy (Zarigüeyas no, en el original) fue también lo más. Mis amigos echando cuentas de a ver quién era el que ganaba la porra que hicieron, unos deseando que España no colase más goles a Rusia para no perder la porra (los que dijeron 0-1, 0-2, etc), David, cuando España coló el tercero, deseando que Rusia colara uno a España; Chusky diciendo que cuánto le quedaba al partido, que se hacía largo, y los demás riendo, disfrutando y dando botes. Fue impresionante...

El estar en el estadio en esos momentos tiene que ser impresionante. Ya no es que te guste o no te guste el fútbol, es que el propio ambiente, todo lo que rodea a estos eventos, hacen que pases a disfrutar como un enano con estos partidos. Y sí... algún día me gustaría estar en uno de estos partidos. Tiene que ser una pasada... Todo lleno de banderas de España, todos gritando España España sin ningún tipo de reparo, ni vergüenza... ¡¡VIVA ESPAÑA!! coño.

Ahora nos queda vernos las caras contra Alemania el próximo domingo. Personalmente, me hubiera hecho más ilusión que la final hubiera sido un España - Portugal (hubiera quedado como más familiar, más ibérico), pero bueno, es lo que hay. A ver que tal, porque visto lo visto... ¡¡PODEMOS!! Por una vez, sí que podemos decir que no nos hemos subido a la parra.

Por cierto, pobres ingleses, que nos apoyaron "porque total, nunca pasan de cuartos...". El que lo tiene algo más jodido quizá sea el amigo Alberto, que está por las tierras bávaras, rodeado de rivales...

jueves, 19 de junio de 2008

Autoridad volcada

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Se supone que en este mismo lugar que ahora mismo está leyendo, debería ir una columna hablando sobre el precio del petróleo, sobre la subida de los carburantes, el ritmo loco de consumo y de autodestrucción que la sociedad actual está llevando, y el negro futuro (como negro es el líquido oro que surte del desierto) que nos espera a la Humanidad si no buscamos soluciones más pronto que tarde. Pero no, lo siento, y aunque ya la tenía prácticamente preparada, un suceso ha colmado mi atención y se ha hecho merecedor del 'honor' de ser blanco de mi sátira.
El hecho de que el pasado domingo apareciera temprano por la mañana un coche de la Policía Local volcado en una conocida calle de fiesta de Aranda se merece que cambie la actualidad de la crisis energética que estamos padeciendo (aunque desde 'arriba' se enroquen en que la crisis no es crisis -bonito eufemismo-), por un asunto que es de puro chiste. Sí, lo reconozco, y lo siento si a alguien le molesta, pero me he reído muchísimo cuando he visto la foto en un medio digital de Aranda. Me han alegrado una tediosa tarde de domingo rodeado de apuntes sobre compuestos impronunciables, cuando la imagen del coche de la Policía Local ha entrado en la pantalla de mi ordenador. Y repito, lo siento por los puritanos que digan que es una vergüenza, que cúanto gamberrismo, etc, etc, pero me he reído mucho. Sencillamente, porque la situación es de chiste, y porque eso era algo que tarde o temprano iba a pasar.
Quien siembra vientos, recoge tempestades. Y el cuerpo de policía municipal de Aranda, se ha ido ganando día tras día, año tras año, que pasara lo que ha pasado; el que directamente la gente, sin entrar a valorar si eran autóctonos o foráneos, tenga la osadía de volcar un coche de la policía, cuando los agentes están a unos metros del coche a plena luz del día. Es la forma más sencilla y clara de demostrar el nulo respeto que la población en general tiene a nuestro cuerpo municipal. Sencillamente, de traca.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero no me resisto a guardarme la comparación de lo que veo en el día a día en Valladolid; aquí basta que dejes el coche medio minuto (de reloj) en doble fija, en un vado, para que aparezca un motorizado con su libreta. O que vayas andando tranquilamente, cruces inocentemente la calle por un lugar sin paso de cebra, y te arriesgues a volver a casa con la recetita rosa. Ni tanto, ni tan calvo. Y lo que está claro, es que en Aranda, algo hay que hacer con la Policía. Señores del Ayuntamiento, tienen trabajo... ¡y mucho!
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Esta columna fue publicada por el Diario de Burgos hace una semana aproximadamente. Y según parece, no ha dejado indiferente a nadie. Empezando por el propio cuerpo de la Policía, que andan bastante revolucionados. De momento ya he recibido la "visita" (de buenas formas y de buen rollo, eso sí, todo hay que decirlo) de un agente del cuerpo, y hemos tenido ocasión de intercambiar opiniones. Y bueno, esta tarde cuando salía de casa con el coche para bajar a la tienda de mis padres (donde estoy ahora mismo ejerciendo de Innombrable) había un coche de la policía local estacionado frente a mi casa, y los dos policías se me han quedado mirando cuando he pasado a su lado con el coche. Por un dt no me los he cruzado... No sé si ha sido casualidad, o casualidad... ¡Quién sabe!

Puedo comprender que anden molestos, porque la verdad duele. Y que puede que ellos sean los menos culpables de todo, por falta de personal, de material, de motivación, de todo. Realmente, si yo me pasara el día poniendo multas (por ejemplo), que sé que luego no van a servir de nada, llegaría el día en que pasaría totalmente del tema, y dejaría correr el asunto. Y también, buena gana de buscarme problemas enfrentándome a alguien, si luego me van a rajar las ruedas del coche, o si me van a robar el coche patrulla (verídico), para darse una vuelta por un circuito...
Pero sinceramente, la libertad de expresión (y sobre todo, cuando no faltas al respeto a NADIE), es algo que en España, por mucho cuerpo de policía y mucha autoridad que sean, no pueden prohibir absolutamente a ningún ciudadano... Y si chillan, es que les ha dolido... Ahora bien, la cula de todo este asunto, el único responsable de que el respeto de la población en general hacia el cuerpo de Policía Local de Aranda sea nulo, la tiene única y exclusivamente en Ayuntamiento de Aranda. Pero esta corporación, y la anterior, y la anterior, y la anterior...