domingo, 13 de abril de 2008

'Hoy no me puedo levantar'


Y no es porque el fin de semana me haya dejado fatal (como decía la canción de Mecano), que también podría ser, sino que es el título del musical que, ¡¡por fin!!, fui a ver el pasado viernes a Madrid con Araceli. Tras dos años y pico diciendo que a ver si vamos, a ver si vamos, ya Araceli hará cosa de un mes me lanzó un ultimátum, y me dijo que a ver cuándo íbamos. Aprovechando que una amiga suya del curro tenía que ir de Bilbao a Madrid el pasado viernes 11, y que, aparte de encontrar entradas para ese día para el musical (hace tiempo di por imposible el ir porque encontrar una entrada era practicamente imposible), encontré un billete con Tarifa Estrella para el AVE, pues para allá que nos fuimos.

De primeras... ¡qué gran invento el del AVE! Cuando el viernes me desperté a eso de las 12 de la mañana para irme preparando para coger el tren, pensaba: "Joe, si es que hace un año, a estas horas ya estaría montado en un Regional Exprés, con más de dos horas y media por delante de viaje... ¡y ahora estoy recién levantado!". Lo de tardar 55 minutos de Valladolid a Madrid es algo que todavía no he asimilado muy bien...


Así pues, a las 13:30 cogía mi AVE en dirección a Madrid, donde Araceli me estaría esperando, junto con el amigo Miguel, que comería con nosotros en el Vía 22. Llegada con tiempo a la estación de Campo Grande, justo a tiempo cuando un TECO de Continental Raíl hacía maniobras en la estación, y el AVE que me tenía que llevar a Chamartín se ponía en la vía de salidas. (Qué gusto por fin poder hacer fotos en las estaciones sin que nadie venga a tocarte la moral con lo de "está prohibido hacer fotos").


Al fondo, un AVE S-102 (Pato) estacionado esperando que le asignen un servicio, mientras se le acerca una 333.400 de Continental Raíl con el TECO procedente de Valencia, maniobrando en la playa de vías en ancho ibérico de Valladolid Campo Grande


Interior del coche clase Turista del Pato que me llevó a Chamartín. La comodidad hace honor al nombre de Talgo, el interiorismo está muy cuidado, las pantallas TFT, lo amplias que son las repisas para dejar el equipaje... Da gusto el AVE, da gusto...

El viaje en el AVE, como ya dije, espectacular. Es impresionante el cruzar los campos de Castilla y León a 300 km/h (a 330 km/h en cuanto en un par de meses esté completamente operativo el ERMTS Nivel II). Pasamos la estación de Segovia - Guimar a toda pastilla, y ale, ocho minutos de oscuridad atravesando los 29 kilómetros de los Túneles de Guadarrama. Después el Viaducto de Arroyo del Valle, Túneles de San Pedro et voilà, la madrileña estación de Chamartín.
En el tren volvieron a ponernos el mismo documental sobre el té de Kenia que nos pusieron aquel 23 de diciembre en el primer viaje que hice en el recién inaugurado AVE de Valladolid, pero como que no le hice en esta ocasión mayor caso... Disfrutar del viaje era lo principal. Y es que, parece que no has acabado de salir de Valladolid cuando ya estás viendo las torres Kio en el horizonte. ¡Impresionante!

Llegada a Chamartín, comida en el Vía 22 (como Dios manda, por supuesto), litrona para el cuerpo, combinado entre pecho y espalda, y caminito en el Metro hasta la parada de Gran Vía, donde nos esperaba el Teatro Movistar en Gran Vía, 54.

El musical fue sencillamente espectacular. Me lo pasé como un enano. La puesta en escena, la historia, la música, las coreografías, luces, efectos... todo, todo fue espectacular. Aunque no sea un seguidor del programa de televisión Fama, era como ver ese programa en vivo y en directo (sí, ya lo sé, efectos colaterales de vivir con dos enganchados al programa...). Creo que era mi primer musical que veía en plan serio, y no me defraudó. Las entradas que pillamos cumplieron muy bien su función (que la pela és la pela nen), y salvo porque Araceli tenía de compañero al típico niño repelente que no calla ni por un momento, y a mi lado estaban dos especímenes que no se sabía muy bien de qué película serie B se habían escapado, estuvo genial genial. No me extraña que gran parte del público acabase aplaudiendo de pie cuando terminó todo.

Casi cuatro horas de representación, que se pasaron volando. Y tan volando, que cuando nos quisimos dar cuenta, teníamos menos de una hora para llegar desde Gran Vía, hasta Chamartín para pillar el Estrella Atlántico que nos tenía que devolver a Valladolid. Paso ligero hasta la Plaza de España para coger ahí la línea 10 del Metro, y arreando hasta Chamartín. Uno de los últimos trenes Estrella que quedan en España (junto con el Costa Brava Madrid - Barcelona - Portbou / Cervère), nos esperaba en Chamartín para llevarnos (vía Ávila, nadie es perfecto...) hasta Valladolid.

¿Durante cuanto tiempo más se podrá ver esta imagen en Chamartín?


¿A Lugo? Son 10000...


Hay que ver qué fácil que nos acostumbramos a lo bueno (AVE) y lo que cuesta después volver a lo "malo" (2h 30m en un Estrella... de Madrid a Valladolid). Pero en fin, eso mejor que un Alsa. Llegada a Valladolid, paseíto hasta casa, y después de hacer un rato el mono, a dormir, que había sido un día duro. Pero mereció completamente la pena...

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