sábado, 18 de octubre de 2008

Túnel de La Engaña: Boca Norte

Hay lugares donde todo buen aficionado al ferrocarril (y los no aficionados también, por la majestuosidad del lugar), deben acudir una vez en la vida al menos. Y uno de esos lugares es, sin lugar a dudar, el Túnel de La Engaña, tanto en su boca norte (la más espectacular y de más difícil acceso), como su boca sur, quizá la más "turística", por su fácil acceso (en coche casi hasta la misma boca), como por su señalización (en Pedrosa está señalizado como un monumento más). Hace ya unos años tuve ocasión de visitar la boca sur, en la zona de las Merindades burgalesa, pero la boca norte siempre se había resistido. Quizá el más difícil acceso a ella, junto con la lejanía desde Aranda, hicieron el resto. Pero el último viernes de septiembre, Pablo Gadea nos propuso hacer una visita turístico - ferroviaria, con lo que por fin tuvimos la ocasión de poder acercarnos hasta Cantabria y visitar aquella fantástica obra de ingeniería del siglo XX.

Para ponernos en situación, el Túnel de la Engaña se encuentra en la divisoria entre Burgos y la provincia de Cantabria, en la comarca de las Merindades, al norte de Burgos. >Se trata del que ha sido hasta hace pocos años (hasta la inauguración del AVE Madrid - Valladolid y del Túnel del Guadarrama), del túnel ferroviario más largo de España, con sus casi siete kilómetros de longitud. Era parte del inconcluso ferrocarril Santander - Mediterráneo, ferrocarril que inicialmente pretendió unir el puerto de Santander, en el Cantábrico, con el puerto de Sagunto, en el Mediterráneo. Finalmente, y a falta de construir unos 40 kilómetros en las cercanías de Santander (entre ellos unos cuantos viaductos y túneles en las cercanías de la boca norte del túnel de La Engaña), acabó cerrándose al tráfico el 1 de enero de 1986. El Túnel, tiene casi siete kilómetros de longitud, y fue construido entre los años 40 y 50 del siglo pasado, casi enteramente por presos políticos del franquismo. Un hecho que le da mayor magnitud a la obra, por el coste humano que conllevó su construcción, para al final acabar como ha acabado: sin uso, con un derrumbe en su interior, y completamente abandonado, sin haber visto circular un sólo tren ni haber visto un sólo raíl de vía en su interior.

La visita empezó en la propia Burgos, a donde Jorge y servidor nos desplazamos, para allí encontrarnos con Pablo, que nos llevaría en su coche hasta la provincia cántabra, haciendo una pequeña parada al comienzo de las Merindades, para poder visitar el Desfiladero de La Horadada, entre Oña y Trespaderne, la estación de Trespaderne, uno de las dos estaciones que mantienen sus vías para uso del Merintrén.


Tras llegar a Trespaderne, nos acercamos hasta la estación, una de las dos que mantienen sus vías originales. Los carriles del resto de la línea fueron levantados hace unos años, para usarse en diversas obras de construcción de las Líneas de Alta Velocidad que se están construyendo en España, para trenes de obra, etc. Se empezaba a notar un poco el ambiente otoñal en los árboles, lo que le daba un toque más bucólico al entorno.


La idea original era haber pasado posteriormente por la estación de Villacarcayo, para poder ver una antigua Mikado que está atrapada allí, plenamente oxidada, pero igual de majestuosa, pero el tiempo apremiaba, y el Puerto de Estacas de Trueba nos esperaba.
Estacas de Trueba era otro de esos lugares que desde siempre me habían llamado la atención: fijo que os suena, porque todos los inviernos, en cuanto caen cuatro copos mal contados en la cornisa cantábrica, cuando hablan de los puertos que tienen dificultades o tal, siempre comentan que el puerto de Estacas de Trueba en Cantabria está cerrado. Y era uno de esos lugares a los que de siempre también había tenido ganas de ir, para ver cómo era ese puerto, qué características tenía, para que en cuanto cayeran dos copos mal contados, lo cerraran al tráfico. La vertiente burgalesa del puerto pues no fue tampoco nada del otro mundo, pero lo verdaderamente bonito nos esperaba justo al otro lado del cartel que nos daba la bienvenida a Cantabria, en lo alto del puerto. Carretera estrecha, donde malamente se podían cruzar dos coches, ni un solo alma en varios kilómetros a la redonda... ¡genial!


Finalmente, a media bajada del puerto, nos esparaba majestuosa la estación de Yera, la primera estación después del Túnel. Se supone que debía dar servicio al pueblo de Yera, del que dista varios kilómetros, pero la verdadera función de la estación era servir de punto de cruce para los trenes, y de control de "seguridad" para el tráfico del túnel. Y realmente, pese a que ya había visto varias fotos de la propia estación en la página de la ABUAF, es impresionante ver de lejos la estación, según se va bajando el puerto.


La estación está construída en plena falta de la montaña, casi en el único lugar donde pudieron encontrar una pequeña "explanada" donde construir, y la mitad de la estación se encuentra suspendida en el aire, sujeta por varios pilares de hormigón que la antientan sobre el terreno. La verdad, es que toda la obra de este ferrocarril es una gran obra de ingeniería. Da verdadera lástima ver la cantidad de esfuerzo, tanto económico como humano que se invirtió en esta construcción, para al final quedar totalmente abandonado, a falta de menos de 40 kilómetros para haber llegado a Santander.


Una vez llegados a la estación, quedaba lo "mejor" del viaje, llegar hasta el propio túnel. Como comenté arriba del todo, la boca sur del túnel es de lo más accesible; se llega en coche hasta Pedrosa de Valdeporres, se coge un desvío que sigue la antigua traza del ferrocarril, se puede aparcar tranquilamente en la explanada de la que fuera estación de La Engaña, y a unos escasos 200 metros de la estación se divisa la boca sur del túnel, con lo que practicamente todo el mundo puede acceder hasta allí sin ningún tipo de esfuerzo. Y yo, iluso de mí, pensé que la boca norte sería algo parecido; llegar a la estación de Yera, verla, y que luego andando un poquito, se llegaría a la boca norte. Pero no... desde la estación de Yera hasta la boca norte, hay un paseíto de unos dos kilómetros y pico. Vale... pues un bonito paseo por la naturaleza montañesa, entre el verde, con relativo buen tiempo, etc. Pero lo que nadie me había comentado, es que había que atravesar cuatro túneles (uno de ellos en curva, y completamente a oscuras), y que había que andar dos kilómetros y algo por un verdadero camino de cabras. Menos mal que en un atisbo de inteligencia, me calcé las botas en Aranda, "por si acaso". Así que allí nos véis, en mitad de la nada más absoluta, atravesando cuatro túneles (uno de ellos en curva, y completamente a oscuras en su interior durante casi un minuto) y andando por mitad de las montañas. La verdad es que al principio te fastidia, pero verdaderamente ese tramo, hace que comprendas mejor la magnitud de la obra que nuestros antepasados intentaron construir para mejorar las comunicaciones de Cantabria y de nuestra provincia.


Poco antes de llegar al último túnel, tras el cual pasados unos metros se encontraba ya La Engaña, nos encontramos con una gran construcción que parecía haber sido una especie de construcción de viviendas. Os podéis imaginar para qué; el poblado donde los presos políticos encargados de la construcción del túnel malvivían y sobrevivían entre las montañas. A la vuelta tuvimos ocasión de detenernos unos instantes para observarlo, pues no queríamos a la ida que pos entretenernos viendo aquello, se nos hiciera de noche camino del Túnel.


Y finalmente, tras una media hora andando, nos encontramos cara a cara con el túnel. Completamente distinto a la boca sur; aquí se encontraba, en mitad de la nada más absoluta, junto a un arroyo, cascadas, los restos de lo que pudo ser una antigua iglesia o vayamos a saber qué, el túnel, el propósito de nuestro viaje. Los escudos de Burgos a la izquierda, y Santander a la derecha, nos anunciaban que estábamos junto a una gran obra que pretendió unir las dos provincias separadas antiguamente por las montañas. Y la inscripción en lo alto del arco de entrada: "TÚNEL DE LA ENGAÑA 6.976 Metros". Casi siete kilómetros de túnel, que se dice pronto... A nuestras espaldas Cantabria. Delante de nosotros, en la mismísima boca del lobo, en la negrura más absoluta, siete kilómetros más allá, Pedrosa de Valdeporres.


Pudimos acceder unos metros hacia el interior, cosa que no pudimos hacer en la visita de la boca sur, porque aquella estaba completamente inundada, y salía de su interior una corriente de aire congelado que cortaba la respiración. A pocos metros de la entrada, una gran corriente de agua salía de una de las paredes del túnel. Aquello confianza daba poca, pero ya que habíamos llegado hasta allí, había que entrar un poco más.


Fotos de grupo de rigor en el interior del túnel (o el intento más bien, porque allí no se veía absolutamente nada), y numerosas gotas de agua cayendo del techo. Humedad por todas partes, y la impresión de saber que delante de ti tienes casi siete kilómetros de túnel. Realmente, es estar allí dentro para sentir esa sensación. Encima, el saber que tres kilómetros hacia delante, casi diez años atrás, se derrumbó totalmente el techo, y que un gran derrumbe "impide" el paso entre un lado y otro del túnel.


(Fotografía extraía de esta página web, en la que se puede encontrar un reportaje fotográfico de unos aficionados a los todoterreno que tuvieron el valor de intentar atravesar el túnel con los coches de lado a lado. Es el derrumbe más grande, que se produjo en 1999 y que impidió desde entonces que se pueda pasar de Cantabria a Burgos de otra forma que no sea a pie)

La tarde seguía corriendo, y el tiempo iba apremiando. Así que hubo que ir poniendo fin a la visita, e ir pensando en volver sobre nuestros pasos hasta la estación de Yera, donde habíamos dejado el coche.
Volviendo la vista atrás, un último vistazo entre la maleza al túnel


y hacia adelante, lo que se supone que es la traza del ferrocarril que estaba preparada para haber albergado dos vías, y que ahora se parece únicamente a un pequeño camino vecinal, embarrado en cachos, y casi invadido totalmente por la naturaleza que quiere recuperar su antiguo territorio.


Ya a la vuelta, después de haber atravesado el primer túnel de los tres que teníamos que cruzar para volver a llegar al coche, nos detuvimos un rato en la construcción donde se supone que los presos políticos habían malvivido durante la construcción del túnel. Realmente sobrecogedor. Igual de sobrecogedoras que las vistas que había desde allí, de la antigua traza del tren, y del valle que se abría ante nosotros.

(Restos de lo que parecía ser el comedor de aquella "cárcel", por llamarla de alguna manera)

(Vistas desde una de las ventanas de aquel complejo. La verdad es que el paisaje no dejaba indiferente...)


La vuelta a Burgos la realizamos en sentido inverso a como habíamos llegado. No tenía sentido volver a subir el Puerto de Estacas, y volver por Medina de Pomar, Oña, etc, así que seguimos bajando el puerto pasando por el pueblecito de Yera, hasta llegar al Valle de Pas, donde enlazamos con la carretera general que va de Burgos a Santander, y tras pasar el Puerto del Escudo (donde había una niebla bastante espectacular), y el Páramo de Masa, llegamos a la capital burgalesa.

Realmente es un viaje que mereció la pena. El paseo desde la estación de Yera hasta el túnel, fue espectacular. Los paisajes, la traza, la naturaleza, las babosas descomunales que había por el camino, las moras que crecían en las zarzas que había a los laterales de la vía, y de las que tanto David como Jorge dieron buena cuenta, merecieron la pena.
Pablo dijo que a mucha gente que él conocía, les había llevado a ver aquel "gran monumento a la estupidez humana". Y no es para menos. En la estación de La Engaña, en el lado burgalés, hay una pintura en las paredes de la estación que refleja bien el sentimiento que uno tiene viendo todo aquello: "Los ingenieros hicieron este ferrocarril, los políticos lo destruyeron, y el sentido común sigue pidiendo su terminación".


Ahí queda...

3 comentarios:

Antuan dijo...

theabulComo trabajé en dos de los túneles en la zona del Pas, desde el año 53 al 58, he comprobado que ciertos comentarios no son ciertos.En primer lugar, decir que los restos del albergue de tres plantas que hay poco antes de llegar al túnel de 7 Km., jamás hubo presos políticos, pues se terminó de construir en su integridad en el 52-53 y los citados presos dejaron de trabajar en esa obra, cuando la empresa ABC fue sustituída por PORTOLÉS Y CÍA.Los túneles, en la parte norte se denominaban por numeración. A saber: El nº 1,el que une Cantabria con Burgos, el 2,el que está junto al albergue y siguiente numeració, bajando hacia Vega de Pas.En el hormigonado de los túneles no no hubo armado de varillas de hierro; Hubo un problema con las filtraciones de agua a la entrada del nº1,y para eliminarlas, con màquinas a presión se inyectó cemento, que por cierto al verter las aguas cargadas de cemento al riachuelo colindante, recuerdo que murieron cientos de truchas. Ecológicamente,un desastre, pero en aquellos tiempos como si nada hubiera ocurrido.Si le interesa, en adelante puedo describirle más detalles sobre más edificios y cómo se trabajaba.

Txus dijo...

Antonio Luis,

Le dejo mi email, por favor, pongase en contacto conmigo, ya que estoy muy interesado en lo que rodea ha este tunel. Me gustaría proponerle algo...

jesusbernallopez@gmail.com
txuspedro@hotmail.com

Txus dijo...

Antonio Luis,

Le dejo mi email, por favor, pongase en contacto conmigo, ya que estoy muy interesado en lo que rodea ha este tunel. Me gustaría proponerle algo...

jesusbernallopez@gmail.com
txuspedro@hotmail.com