El pasado lunes, después de ver el "debate", si lo podemos denominar así, entre Rajoy y Zapatero, me sentí en la necesidad de ponerme delante del ordenador, y escribir. Como colaborador de
Pues bueno, el pasado lunes, como ya he comentado, me puse a escribir. Y me quedó la columna que voy a reproducir aquí adelante. Habrá a algunos que les gustará, otros que dirán que me he pasado tres pueblos, pero ya estoy cansado. Ya está bien de morderse la lengua, de buscar eufemismos para decir las cosas claritas, tal cual las pensamos. Así que eso fue lo que salió de mis dedos, y aquí queda para el disfrute público:
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No con mi voto
Es impresionante; tengo unas ganas terribles de que llegue el día 9, depositemos nuestro voto en la urna correspondiente, y vuelva la paz y la tranquilidad a nuestras vidas. Que pasen las elecciones, se constituyan las Cortes Generales, el candidato al que se le encargue formar gobierno sea investido Presidente del Gobierno, y a otra cosa mariposa. Que nos dejen tranquilos, dejen de considerarnos a los votantes gilipollas integrales, y se acomoden relajadamente en su poltrona revestida de cuero. Tendrán entonces cuatro años por delante para vivir del cuento y de los impuestos del resto de los españoles, y seguir ninguneando e ignorando a los votantes, propios y ajenos. Total, hasta dentro de otros cuatro años, nadie les incomodará en su calentito sillón. Se tirarán los tratos, se gritarán, se insultarán, se lanzarán puñaladas traperas, pero los problemas de los arandinos y ribereños, por centrarnos en nuestra realidad más cercana, seguirán igual que siempre. Ya pueda ser una autovía que todavía a estas alturas sigue sin estar licitada en su totalidad entre Soria y Valladolid; ya sea por una sanidad pública decadente y mal gestionada, cuyo máximo exponente lo podemos encontrar, y sufrir, en la capital ribereña; una línea férrea, cuya agonía lleva durando muchos años ya, muchas legislaturas, a la que nadie ha dado todavía una solución; mil y un problemas más, sin respuesta presente ni futura. Y todavía tienen la desfachatez, de venir a Aranda a pedirnos su voto. ¿Pero con qué cara? ¿Con qué vergüenza? Son capaces de anteponer, como han demostrado en decenas de ocasiones, sus intereses políticos partidistas, frente al bien común, el progreso, la calidad de vida de una comunidad, una ciudad… ¿De qué van? ¿Con qué responsabilidad moral nos piden que les votemos? ¿Realmente pueden quedarse con la conciencia tranquila? ¿Cómo podemos coger una papeleta de estos personajillos que solo se acuerdan de nosotros cuando les interesa sin que nos chirríen los principios? No puedo. Lo siento, es superior a mí. No puedo dar mi voto a unas personas que no han hecho absolutamente nada por Aranda en estos cuatro años. No puedo dar mi voto a quien se ríe de mí a la cara. Es gracioso cómo ahora todos hablan, todos tienen soluciones, todos tienen propuestas más o menos interesantes, pero que a partir del día 10, cuando todo el pescado esté vendido, nos darán la espalda y se acabó. Se quitarán la careta, y nos mostrarán su verdadera cara. Con permiso de su autor… ‘la política es el comedero de mediocres y vividores’. Se puede decir más alto, pero no más claro. ¿Mi voto? Ya lo estáis viendo…
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