viernes, 23 de mayo de 2008

Biomasa en Cuéllar


¿Qué hay mejor que hacer un viernes por la mañana en vez de quedarse durmiendo en la cama a pesar de no tener clase? ¡Pues aunque esté cayendo el diluvio universal, irse de "excursión" a la planta de biomasa de Cuéllar! Tal cual... como lo leéis (sí, ahora sí que me podéis llamar friki, porque lo de hoy sí que ha sido un tanto así, por mi parte...)

Resulta que el otro día, Samuel me dijo que si me interesaba ir hoy viernes a Cuéllar a ver la planta de biomasa que tienen instalada en el pueblo, porque iba a ir con sus compañeros de clase, por una asignatura de calderas e historias varias que tienen en la Escuela. Y resulta que se ve que a sus compañeros no les hacía especial ilusión del todo, por lo que el profesor dijo que podíamos ir más gente si queríamos. Así que, para allá que nos hemos ido.

De primeras, esta mañana me han dado unas ganas terribles, pero terribles, de volver a meterme en la cama. He estado incluso cosa de medio minuto con el taco de posits (sí, ya sé que no se escribe así, pero como lo pongo yo, lo escribo como me da la gana), para salir de la habitación, ponerle una nota a Samuel, y decirle que pasaba de ir porque estaba reventado de sueño. Y es que llevo toda la semana acostándome a las mil, y levantándome por la mañana para ir a clase, durmiendo unas seis horas aproximadamente. Y claro, pues hoy viernes, sin tener obligación de ir a clase, lo que más me apetecía era quedarme durmiendo. Aparte, caía a las ocho de la mañana sobre Valladolid el diluvio universal. Un día de lo más desapacible. Pero al final me levanté, me metí directo a la ducha (para quitarme las ganas de volver a la cama), y es que pensé que la oportunidad de ir a ver una planta de biomasa es la típica cosa, friki vale, pero es la típica oportunidad que rara vez se te vuelve a presentar en la vida. Así que... con un par, ducha, desayuno, resoplidos, y camino bajo el paragüas hasta Industriales para ir a Cuéllar.

El viaje de lo más curioso. Un mini-bús (ya dije que a los alumnos propios parecía en principio no interesarles demasiado el asunto) conducido por un señor que bien podría ser el Arguiñano de los autobuses. Ese hombre tenía conversación para todo. No ha callado en todo el viaje desde Valladolid hasta Cuéllar, rajando con el profesor que iba en la fila de adelante. Llegados a Cuéllar, paradita en la estación de autobuses para hacer el acopio de cafeína necesario para afrontar el día. Café con leche cargadito, calentito, para entar en calor y quitar la modorra del sueñecito que nos pegamos en el viaje de ida.

Y lástima de foto en la cafetería. Era como si hubiéramos entrado en un museo de los años 70-80, sin exagerar. ¿Os acordáis del típico artilugio que solía haber en los bares y en las gasolineras, lleno de cintas de música a la venta? Pues eso todavía lo tenían en el bar, lleno hasta los topes de grandes éxitos como los primeros tiempos de Camela, Naím Thomas, un tipo de cuyo nombre no me acuerdo (¡¡lástima de foto!!), y cintas varias... ¡Retro total! Eso sí, al módico precio de setecientas y pico de las antiguas pesetas. Estuve en un tris de sacarle una foto, pero me pareció dar un poco el cante, ya que allí no me conocía nadie excepto Samuel. Así que... me quedé sin foto. Pero no fue por falta de ganas... Por no hablar de la típica báscula esa que había hace quince años en los bares, esa con una aguja que marcaba el peso si introducías una moneda de duro...


De allí, vuelta al autobús, y visita a la planta de biomasa. Cómo definirla... La visita en sí ha estado muy bien. Me ha gustado mucho, la explicación, la visita, las instalaciones. La verdad es que me la esperaba bastante más grande, no una especie de caseta del perro con dos chimeneas y un montón de restos forestales húmedos, pero no estaba mal. Su función cumple, por lo que parece. Pero ha sido graciosa, porque era una coña lo que nos iba explicando la persona que nos ha guiado. Que si al principio se diseñó para poder aprovechar los resíduos forestales de todo el monte que rodea Cuéllar (taitantas mil hectáreas), pero que resulta que aquello que en un primer momento no valía nada, para las empresas de jardinería empezó a cotizarse, y claro, tuvieron que dejar de usarlo. Después, que si empezaron a quemar todo lo que podían (desde trozos de maíz, a aglomerado, piñas agusanadas...), pero que muchas de aquellas cosas daban problemas a la hora de su combustión. Que si habían empezado a recoger los restos de la limpieza de los montes, pero no estaban bien porque contenían mucho sílice (arena) y claro, da problemas con las parrillas (las anteriores que tenían instaladas debieron acabar como un queso francés)... Después, por lo que pude entender, problemas con el diseño (básicamente, que se podía haber hecho mejor). Así que, la impresión que dió aquello es, que funcionar, funciona, pero que no merece la pena cuestionarse mucho si aquello es rentable o no es rentable. Supongo que será como las típicas cosas de cuya rentabilidad real se duda, pero la rentabilidad social, política o de cualquier otro tipo pues no es discutible. Y lo de siempre... ¡tantas cosas hay que no son rentables...! Ah, y que era un poco despropósito (que si hacía ruidos al principio y molestaba a los vecinos, pero lo resolvieron a medias, que si tenía que estar cubierta la tolva en la que se carga el combustible pero inicialmente no lo estaba y se mojaba todo el combustible, etc etc). Pero bueno, parece que su función cumple, la de dar calefacción y agua caliente a unas doscientas y pico familias, junto con calefacción y agua caliente a un colegio cercano y a un polideportivo con piscina cubierta aledaño.

Ha estado curioso... Y no hay fotos (pese a que me llevé la cámara), porque me daba un poco cosa pasarme de friki, estando rodeado de ingenieros (que se supone que pondrían interés en el tema por razones obvias), y ponerme allí a sacar fotos a todas las cosas curiosas que he visto. Pero al final pues nada... Así que... os conformáis con una foto del bonito Castillo que tiene Cuéllar.

PD. ¡¡Mañana sí que no pienso madrugar por nada del mundo, ni aunque Manolo y Benito se pongan a taladrar en la mismísima puerta del piso!! (que al paso que van, todo se andará...)

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